Manual para señoritas en Netflix: la serie española que mezcla Bridgerton, Fleabag y un poquito de Amélie
Si pensaste que ya habías visto todas las series de época posibles, déjame decirte que Manual para señoritas en Netflix llegó para patear el tablero... con abanico en mano y mucho color pastel. Esta serie española de época, estrenada el 28 de marzo de 2025, es una propuesta que vas a amar o te va a sacar completamente de onda, porque no juega a medias tintas: mezcla romance, drama y comedia con códigos MUY modernos. Y sí, muchas la describen como el hijo de Bridgerton y Fleabag... pero yo le agrego también una cucharada de Amélie y un guiño a The Nanny. ¿Te intriga? A mí también.
La historia nos presenta a Elena Bianda (Nadia de Santiago), una dama de compañía con experiencia entrenando a jóvenes de la alta sociedad para casarse “como Dios manda”. Pero todo se complica cuando llega a la casa de las hermanas Mencía: Cristina, Sara y Carlota, cada una más caótica que la otra. Y como cereza del pastel: Elena empieza a enamorarse de Santiago (Álvaro Mel), quien, sorpresa, es el pretendiente de una de las hermanas. Drama romántico nivel: quiero gritarle a la pantalla. Ambientada en el Madrid de 1880, esta serie mezcla el vestuario de época con música moderna, diálogos rápidos y una estética que es más TikTok que té de las cinco.
Ahora, hablemos de Elena y Santiago. La química entre Nadia de Santiago y Álvaro Mel es correcta, tiene su encanto, y definitivamente nos deja con ganas de más. Eso sí, si vienes buscando una historia 100% romántica al estilo slow burn, puede que te quedes con gusto a poco. Manual para señoritas se apoya mucho más en la comedia, el caos social y el drama de época que en los romances. Hay varias parejas repartidas a lo largo de la historia, pero ninguna tiene demasiado tiempo en pantalla como para profundizar mucho en sus dinámicas. En lo personal, cruzo todos los dedos para que si hay una segunda temporada, podamos ver más desarrollo entre Elena y Santiago, porque el potencial está ahí. También es importante destacar que la serie incluye representación de la comunidad LGBTQ+, como el amor oculto entre Esther y su carabina Josefina, y la búsqueda de un amor maduro que también se permite soñar, desear y emocionarse, algo que casi nunca se explora en este tipo de historias.
Lo que me gustó de Manual para señoritas
Me encantó que la serie no tiene miedo de ser fantasiosa ni exagerada: los colores, la fotografía, la música y los planos dramáticos son IN YOUR FACE, en el mejor sentido. Es una producción que se divierte con su estética y lo deja claro desde el primer minuto. Aunque muchos la comparan con Bridgerton, a mí me recordó más a series como Valeria, Un cuento perfecto o incluso Culpa mía por su tono mucho más juvenil y su energía española inconfundible. Álvaro Mel, además, está perfecto como Santiago. Su personaje tiene más sentido romántico con Elena que si hubieran optado por un interés amoroso mayor (¡gracias por evitar ese cliché!). También me pareció un gran acierto que la historia se centrara en la figura de la carabina, ese personaje que generalmente está en segundo plano en ficciones de época. Aquí, su rol se vuelve protagonista, dándole una perspectiva fresca a una historia que, aunque clásica, logra salirse de lo típico. Y sí, la impronta española, desde los diálogos hasta los gestos, es una bocanada de aire fresco entre tanta realeza británica.
Lo que no me gustó tanto...
Lo que más me costó conectar fue el recurso de hablarle a cámara. Ya sé que a muchos les encanta ese estilo tipo Fleabag, pero para mí solo funciona en contadas ocasiones. En esta serie, se usa tanto que terminó sacándome de la historia más de una vez. Recién en el tercer episodio logré ignorarlo lo suficiente como para seguir enganchada por otros elementos que sí me estaban gustando. Otro punto débil, al menos para mí, fueron las locaciones y el vestuario. No porque no sean históricamente precisos (de hecho, me encanta cuando juegan con colores y estilos), sino porque en varios momentos sentí que estaba viendo una obra de teatro y no una serie de Netflix. Esa falta de realismo visual me desconectó un poco, aunque reconozco que la intención era irse por algo más estilizado y libre.
Entonces... ¿vale la pena ver Manual para señoritas?
¡SÍ! Aunque tiene elementos que pueden no ser del gusto de todos, la serie logró engancharme desde el primer episodio y me mantuvo entretenida hasta el final. Toca temas clásicos como el embarazo juvenil, la rebelde que no quiere casarse, el baile de rigor y hasta la empleada de carácter fuerte pero corazón noble… pero los sacude, los remezcla y los presenta de una forma súper original. Las intros personalizadas por capítulo son un detallazo, y la estética visual es tan extra que no vas a poder dejar de mirar. Y aunque el foco no está tanto en los romances, los que aparecen tienen mucho potencial: desde el amor maduro hasta relaciones queer que rara vez se ven en ficciones de época. Solo por eso, ya merece puntos extra.
Eso sí, si lo tuyo son las ficciones de época ultra fieles a la historia, tipo Downton Abbey, esta serie quizás no sea para ti. Pero si amas los romances con personalidad, los diálogos rápidos y las producciones que arriesgan, Manual para señoritas puede ser tu nueva obsesión.